Artritis

Artritis es un término que significa inflamación articular e incluye cerca de cien tipos de enfermedades reumáticas. Dichas enfermedades son las que afectan a las articulaciones, a la musculatura o al tejido conjuntivo que soportan varias estructuras del cuerpo. La artritis suele ser crónica, dura toda la vida. Los síntomas precoces que advierten de una posible artritis son dolor, incremento de la mida de la articulación y limitación del movimiento.

Es una enfermedad con una prevalencia del 2%. Afecta a adultos a partir de los 25 años, su máxima incidencia es entre los 45 y los 55 años.

La artritis afecta más a mujeres que a hombres; aproximadamente dos tercios de las personas con artritis son mujeres. La artritis limita la capacidad para realizar actividades cotidianas.

El tipo de artritis más común es la osteorartritis o artrosis, que a pesar de ser una enfermedad degenerativa puede manifestarse en personas relativamente jóvenes. La osteorartritis se inicia cuando se degrada el cartílago articular y en ocasiones se queda absolutamente sin cartílago dejando la articulación en contacto hueso con hueso. Cualquier articulación puede verse afectada.

Otra patología común dentro del conjunto de enfermedades calificadas como artritis es la artritis reumatoide. También las mujeres se ven más afectadas que los hombres. Puede perjudicar a todas las estructuras articulares del cuerpo; las más comunes son las rodillas y las pequeñas articulaciones de las  manos. Habitualmente se relaciona con problemas graves y disminución de la capacidad funcional.

Artritis y ejercicio físico

¿Puedo practicar ejercicio físico si tengo artritis?

Los estudios más actuales demuestran los beneficios del ejercicio para mejorar la calidad de vida de personas con artritis.

El reposo es importante, especialmente durante la fase aguda. Pero la inactividad acarrea debilidad muscular, rigidez en las articulaciones, limitación de la movilidad articular y disminución de la vitalidad y del sistema inmunológico.

Es aconsejable un equilibrio entre ejercicio y reposo, dependiendo de las características de la persona.

Es adecuado efectuar un programa de ejercicio físico correcto para mejorar:

  • La amplitud de los movimientos y la flexibilidad.
  • La fuerza y resistencia muscular.
  • La resistencia aeróbica.

Son las mismas recomendaciones que para una persona sana; únicamente es imprescindible individualizar según las necesidades de los pacientes.

Numerosos estudios demuestran que las personas que padecen artritis tienen la musculatura  más débil, con menor flexibilidad articular, amplitud de movimiento reducida y menor capacidad aeróbica que personas sanas de su misma edad y somatotipos. De la misma manera se sabe que personas con artritis presentan más riesgo de contraer otras enfermedades, incluidas patologías cardíacas, osteoporosis y diabetes.

Artritis → dolor → inactividad → debilidad muscular → menor protección muscular → mayor dolor articular.

Artritis → ejercicio apropiado → mayor movilidad articular y más reforzamiento muscular → articulaciones más liberadas y protegidas → menos crisis de dolor.

Anteriormente a la realización de un programa de entrenamiento, cada paciente deber ser sometido a un estudio detallado para evaluar la gravedad y la extensión de la problemática articular, la presencia de otras afecciones y la capacidad funcional global.

El programa de entrenamiento ejercicios físicos debe de tener una base de ejercicios de:

Amplitud de movimiento y flexibilidad: Las articulaciones están diseñadas para el movimiento y precisan ser movidas para mantenerlas sanas. Preservar una correcta movilidad es muy importante para todos los pacientes con artritis; la perdida de amplitud de movimientos articulares hace que las estructuras musculo – tendinosas y otros tejidos circundantes sufran una contracción.

Las articulaciones que sufren inflamación aguda tienen que ser sometidas a ejercicio con movimientos dentro de una amplitud confortable durante varias veces al día, con asistencia de un entrenador personal, fisioterapeuta o un profesional del ejercicio físico preparado para ello.

Un estiramiento excesivo o una técnica inadecuada pueden acarrear efectos nocivos sobre las estructuras articulares, especialmente si éstas están inflamadas o padecen cierta inestabilidad. Las articulaciones deben moverse con cautela y siempre siguiendo las sensaciones del cliente. Progresivamente se pueden introducir técnicas de flexibilidad.

Entrenamiento de fuerza muscular: Están recomendados tanto los ejercicios de reforzamiento sin movimiento articular, los mencionados isométricos, como los ejercicios dinámicos, en los cuales se efectúa un movimiento articular. Los ejercicios isométricos incrementan la fuerza muscular sin necesidad de realizar movimiento, lo que es muy práctico e interesante para articulaciones agudamente inflamadas; la persona hace una fuerza contra resistencia y no mueve la articulación; sería el mismo caso que con electroestimulación, en la cual el deterioro articular es mínimo. Los ejercicios dinámicos son aquellos en los que la persona realiza una fuerza contra una resistencia y mueve la articulación, como cuando levanta un peso o trabaja en una máquina de musculación. Éstos últimos están recomendados cuando el dolor y la inflamación están controlados y cuando se ha logrado una fuerza suficiente con los ejercicios isométricos.

Es preciso reforzar la musculatura que envuelve las articulaciones con artritis y empezar con ejercicios isométricos. Si a pesar de ser sin movimiento hay dolor articular, una opción a tener en cuenta sería la electroestimulación muscular con programas de reforzamiento muscular suave e ir aumentando la intensidad hasta la máxima tolerable por la persona. A continuación se pueden empezar a realizar ejercicios sin peso involucrando a la articulación y después ir aumentando el peso.

Las maquinas de base de fuerza o de musculación son más seguras que los ejercicios con el propio cuerpo pues dirigen el movimiento y tiene poleas que adaptan la carga.

Musculatura en buen estado → articulaciones más protegidas y liberadas de carga.

Fuerza → reforzamiento muscular → musculatura en perfecto estado.

Ejercicios aeróbicos: Hace algún tiempo, el tratamiento de la artritis a través del ejercicio físico excluía el ejercicio aeróbico por temor al aumento de la inflamación articular y la aceleración del proceso patológico. En cambio los ejercicios de fase aeróbica evidencian ser un tratamiento seguro y eficaz para pacientes que no sufren un episodio agudo.

Las actividades de impacto reducido, como la natación, ejercicios acuáticos, andar, ir en bicicleta o el remo mejoran la capacidad aeróbica sin afectar negativamente a la artritis. Los pacientes deben empezar con sesiones de 10 – 15 minutos de actividad aeróbica en días alternos y progresar a una actividad casi diaria de 30 – 45 minutos y con una intensidad de moderada a moderada – alta. Se recomiendo empezar con estiramientos suaves y acabar con ejercicios de flexibilidad.

Ejercicios recreativos: Los ejercicios recreativos, como es la práctica deportiva o de tareas hogareñas que requieren movilizar varias articulaciones probablemente implicadas, se deben realizar una vez se comprueba con los ejercicios de fuerza y movilidad que las articulaciones estás preparadas. Las personas que realizan actividades que comporten un cierto movimiento, coordinación obtienen una mejora física y psicológica, especialmente al participar en actividades de grupo.

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Gran parte de las evidencias científicas demuestran que los ejercicios de amplitud de movimiento y flexibilidad, los ejercicios de reforzamiento muscular y los ejercicios aeróbicos son seguros y eficaces para mejorar la aptitud física en pacientes con osteoartritis y artritis reumatoide.

La artritis

En la artritis reumatoide la inflamación empieza en el revestimiento, concretamente en la cápsula sinovial, la cual sirve para proteger a la articulación, formada por una membrana que contiene un líquido lubrificante. Al inflamarse la cápsula sinovial, el espacio interarticular disminuye y la articulación pierde su forma y su alineación. Es una patología altamente variable: algunas personas deben quedarse en cama y otras puede correr maratones; es de difícil control y puede deformar gravemente las articulaciones.

Otros tipos comunes de artritis son la gota, la espondilitis anquilosante, la artritis juvenil, la artritis psoriásica y el lupus eritematoso sistémico.

Beneficios del ejercicio físico en la artritis

Los beneficios son los siguientes:

  • Mejora de la funcionalidad articular y del rango de movimiento.
  • Incremento de la fuerza y de la capacidad aeróbica para rendir más en las actividades cotidianas.
  • Mejoras psicológicas y de autoestima.
  • Frena la pérdida de DMO.
  • Menor probabilidad de sufrir patología cardíaca, diabetes, hipertensión y otras patologías crónicas.

Prescripción de ejercicio físico en artritis según la capacidad funcional

Clase I

  • Capacidad completa, por ejemplo, capaz de realizar todas las actividades sin ningún problema.
  • Normalmente puede realizar todo tipo de ejercicio.
  • Las posibles excepciones incluyen el ejercicio físico intenso, la carrera y el trabajo con intensidades máximas que suponga un gran estrés para rodillas y tobillos.

Clase II

  • Capacidad adecuada para llevar a cabo actividades normales a pesar de molestias o movilidad limitada de una o más articulaciones.

Clase III

  • Capacidad adecuada para realizar sólo unas pocas o alguna tarea del cuidado personal.
  • Los clientes de clase funcional II y algunos de clase funcional III pueden realizar muchos tipos de ejercicio (caminar, bicicleta, carrera suave, remoindoor, ejercicios con resistencias medias –  bajas, etc.) durante las fases de baja o escasa actividad de la enfermedad. Durante las fases de actividad alta pueden realizar ejercicios  en condiciones de baja o escasa carga debido a los procesos inflamatorios de articulaciones, músculos y tendones. La capacidad para el ejercicio se recupera inmediatamente después de la fase más aguda y es posible realizar ejercicio aunque los signos de afectación activa de las articulaciones no hayan desaparecido completamente.
  • Aunque sólo unos pocos clientes de la fase funcional III pueden realizar carrera suave y ejercicios similares, muchos de ellos pueden participar en actividades acuáticas y bicicleta, con tal de que el tipo de ejercicio, su intensidad y el rango de movimiento sean modificados sobre la condición anatomopatológica del cliente. En esta clase funcional suelen ser frecuentes la polineuritis y la arteritis periférica, que también pueden modificar la capacidad de realizar ejercicio.

Clase IV

  • Amplia o completamente incapacitado, con escasa capacidad de autonomía.
  • La mayoría de los clientes de clase funcional IV no son capaces de realizar movimientos complicados. Sí podría estar aconsejado su inclusión en determinados programas acuáticos, ya que son capaces de realizar actividades en dicho medio con el adecuado control de la carga y la ejecución.

Artritis y nutrición

Tratamiento dietético artrosis

  • Evitar sobrepeso
    • Dieta hipocalórica que permita llegar al normopeso y mantenerlo
  • Regeneración del cartílago:
    • Sulfato de condroïtina, ácido hialurnico y clucosamina

Nutrientes necesarios para la síntesis de sulfato de condroitina i ácido hialurónico:

Vitamina C: necesaria per elaborar proteínas del cartílago (glucosamina) ingesta recomendada 300 mg/día en artrosis.

Calcio: 1200 mg/día

Magnesio: 500 mg/día

Manganeso: 5 mg

Proteínas

Glucosamina (C6H13NO5)

Es un aminoácido necesario para la formación y reparación de cartílagos, es el substrato preferido para  la síntesis de proteoglicanos por parte de los condrocitos.

Glucosamina: 1500 mg/día.

Sulfato de condroitina

Es un de los principales componentes del cartílago que unido a una proteína central constituye el proteoglicano, proporcionando al cartílago sus propiedades mecánicas y elásticas.

En forma de suplemento se obtiene de los cartílagos, especialmente del de tiburón.

Condroitina: 1200 mg/día.

Ácido Hialurónico

Disminuye la actividad catabólica de los condrocitos e inhibe las enzimas proteolíticas y otras substancias que dañan el cartílago.

Es un polisacárido de textura viscosa presente en el tejido conjuntivo, articulaciones, cartílagos y piel.

La fuente principal es la cresta de los gallos.

 Sulfato de condroïtina, àcido hialurònic y glucosamina:

•Datos no concluyentes.

•Mn (228mg/día) + glucosamina i AH: ayuda a mejorar la movilidad.

–  Hay estudios que validan el efecto sintomático beneficioso (glucosamina y sulfato de condroitina) a nivel similar al de los AINEs. En cambio otros estudios científicos no encontraron evidencias al compararlos con el placebo.

DIETA:

Cantidad suficiente de proteína (1-1,2g/kg/día): huevos, carne blanca, pescado blanco y azul y legumbres.

Vitamina C: cítricos, ensaladas,  (300mg/día) 2-3 frutas y una ensalada.

Calcio (vit.D), alimentos calcificantes: lácteos bajos en grasa, bebidas vegetales enriquecidas en calcio (soja, avena, almendras) cítricos (1200mg/día)

Magnesio: verduras hoja verde, frutos secos, legumbres (500 mg/día difícil de cubrir únicamente con la dieta) Suplementar.

Manganeso: nueces, frutos secos, legumbres, cereales integrales, verduras germen de trigo.

Tratamiento dietético artrosis

Dieta antiinflamatoria: disminuye el dolor

Control de la grasa saturada (↓araquidónico: carne, embutidos i lácteos enteros).

Aumentar la grasa w3 (EPA i DHA).

Disminuir la bollería industrial: rica en w6

Aumentar el aceite de oliva (equilibrio w3 y w6).

Nutrición en artritis reumatoide

Recomendaciones dietéticas en artritis reumatoide

  • Dieta rica en antioxidantes (vitamina A, C, E, Zinc y Selenio).
  • Basificante.
  • Antiinflamatoria: Controlar el tipo de grasa.
  • Antiinflamatoria: Controlar la grasa saturada (reducir el araquidónico: carne, embutidos y lácteos enteros). Potenciar el omega 3 (EPA y DHA), aumentar el consumo de aceite de oliva, ya que proporcionar un correcto equilibrio de omega 3 y omega 6 y reducir el consumo de bollería industrial.
  • Control de magnesio, manganeso, zinc, vitamina A, D, E, B12 y fosfatos.
  • Controlar los alimentos que provocan alergias e intolerancia.
  • Es probable que aparezca una intolerancia a los hidratos de carbono.
  • Reducir el sodio de la dieta, ya que éste está implicado en muchos procesos inflamatorios, además reducir el sodio conlleva una mejora en los efectos secundarios de los corticoides como la hipertensión arterial o la retención de líquidos.

Alimentos basificantes:

  • Verduras y hortalizas.
  • Frutas.
  • Fruta seca dulce
  • Patatas
  • Legumbre
  • Lácteos

Alimentos con omega 3:

  • Salmón
  • Sardinas
  • Caballa
  • Anchoas
  • Atún
  • Nueces
  • Semillas de lino
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