Artritis y ejercicio físico
¿Puedo practicar ejercicio físico si tengo artritis?
Los estudios más actuales demuestran los beneficios del ejercicio para mejorar la calidad de vida de personas con artritis.
El reposo es importante, especialmente durante la fase aguda. Pero la inactividad acarrea debilidad muscular, rigidez en las articulaciones, limitación de la movilidad articular y disminución de la vitalidad y del sistema inmunológico.
Es aconsejable un equilibrio entre ejercicio y reposo, dependiendo de las características de la persona.
Es adecuado efectuar un programa de ejercicio físico correcto para mejorar:
- La amplitud de los movimientos y la flexibilidad.
- La fuerza y resistencia muscular.
- La resistencia aeróbica.
Son las mismas recomendaciones que para una persona sana; únicamente es imprescindible individualizar según las necesidades de los pacientes.
Numerosos estudios demuestran que las personas que padecen artritis tienen la musculatura más débil, con menor flexibilidad articular, amplitud de movimiento reducida y menor capacidad aeróbica que personas sanas de su misma edad y somatotipos. De la misma manera se sabe que personas con artritis presentan más riesgo de contraer otras enfermedades, incluidas patologías cardíacas, osteoporosis y diabetes.
Artritis → dolor → inactividad → debilidad muscular → menor protección muscular → mayor dolor articular.
Artritis → ejercicio apropiado → mayor movilidad articular y más reforzamiento muscular → articulaciones más liberadas y protegidas → menos crisis de dolor.
Anteriormente a la realización de un programa de entrenamiento, cada paciente deber ser sometido a un estudio detallado para evaluar la gravedad y la extensión de la problemática articular, la presencia de otras afecciones y la capacidad funcional global.
El programa de entrenamiento ejercicios físicos debe de tener una base de ejercicios de:
Amplitud de movimiento y flexibilidad: Las articulaciones están diseñadas para el movimiento y precisan ser movidas para mantenerlas sanas. Preservar una correcta movilidad es muy importante para todos los pacientes con artritis; la perdida de amplitud de movimientos articulares hace que las estructuras musculo – tendinosas y otros tejidos circundantes sufran una contracción.
Las articulaciones que sufren inflamación aguda tienen que ser sometidas a ejercicio con movimientos dentro de una amplitud confortable durante varias veces al día, con asistencia de un entrenador personal, fisioterapeuta o un profesional del ejercicio físico preparado para ello.
Un estiramiento excesivo o una técnica inadecuada pueden acarrear efectos nocivos sobre las estructuras articulares, especialmente si éstas están inflamadas o padecen cierta inestabilidad. Las articulaciones deben moverse con cautela y siempre siguiendo las sensaciones del cliente. Progresivamente se pueden introducir técnicas de flexibilidad.
Entrenamiento de fuerza muscular: Están recomendados tanto los ejercicios de reforzamiento sin movimiento articular, los mencionados isométricos, como los ejercicios dinámicos, en los cuales se efectúa un movimiento articular. Los ejercicios isométricos incrementan la fuerza muscular sin necesidad de realizar movimiento, lo que es muy práctico e interesante para articulaciones agudamente inflamadas; la persona hace una fuerza contra resistencia y no mueve la articulación; sería el mismo caso que con electroestimulación, en la cual el deterioro articular es mínimo. Los ejercicios dinámicos son aquellos en los que la persona realiza una fuerza contra una resistencia y mueve la articulación, como cuando levanta un peso o trabaja en una máquina de musculación. Éstos últimos están recomendados cuando el dolor y la inflamación están controlados y cuando se ha logrado una fuerza suficiente con los ejercicios isométricos.
Es preciso reforzar la musculatura que envuelve las articulaciones con artritis y empezar con ejercicios isométricos. Si a pesar de ser sin movimiento hay dolor articular, una opción a tener en cuenta sería la electroestimulación muscular con programas de reforzamiento muscular suave e ir aumentando la intensidad hasta la máxima tolerable por la persona. A continuación se pueden empezar a realizar ejercicios sin peso involucrando a la articulación y después ir aumentando el peso.
Las maquinas de base de fuerza o de musculación son más seguras que los ejercicios con el propio cuerpo pues dirigen el movimiento y tiene poleas que adaptan la carga.
Musculatura en buen estado → articulaciones más protegidas y liberadas de carga.
Fuerza → reforzamiento muscular → musculatura en perfecto estado.
Ejercicios aeróbicos: Hace algún tiempo, el tratamiento de la artritis a través del ejercicio físico excluía el ejercicio aeróbico por temor al aumento de la inflamación articular y la aceleración del proceso patológico. En cambio los ejercicios de fase aeróbica evidencian ser un tratamiento seguro y eficaz para pacientes que no sufren un episodio agudo.
Las actividades de impacto reducido, como la natación, ejercicios acuáticos, andar, ir en bicicleta o el remo mejoran la capacidad aeróbica sin afectar negativamente a la artritis. Los pacientes deben empezar con sesiones de 10 – 15 minutos de actividad aeróbica en días alternos y progresar a una actividad casi diaria de 30 – 45 minutos y con una intensidad de moderada a moderada – alta. Se recomiendo empezar con estiramientos suaves y acabar con ejercicios de flexibilidad.
Ejercicios recreativos: Los ejercicios recreativos, como es la práctica deportiva o de tareas hogareñas que requieren movilizar varias articulaciones probablemente implicadas, se deben realizar una vez se comprueba con los ejercicios de fuerza y movilidad que las articulaciones estás preparadas. Las personas que realizan actividades que comporten un cierto movimiento, coordinación obtienen una mejora física y psicológica, especialmente al participar en actividades de grupo.
Gran parte de las evidencias científicas demuestran que los ejercicios de amplitud de movimiento y flexibilidad, los ejercicios de reforzamiento muscular y los ejercicios aeróbicos son seguros y eficaces para mejorar la aptitud física en pacientes con osteoartritis y artritis reumatoide.
La artritis
En la artritis reumatoide la inflamación empieza en el revestimiento, concretamente en la cápsula sinovial, la cual sirve para proteger a la articulación, formada por una membrana que contiene un líquido lubrificante. Al inflamarse la cápsula sinovial, el espacio interarticular disminuye y la articulación pierde su forma y su alineación. Es una patología altamente variable: algunas personas deben quedarse en cama y otras puede correr maratones; es de difícil control y puede deformar gravemente las articulaciones.
Otros tipos comunes de artritis son la gota, la espondilitis anquilosante, la artritis juvenil, la artritis psoriásica y el lupus eritematoso sistémico.