Existen diferentes opiniones sobre los ‘cheat meal’ o comidas trampa. Algunos dicen que esperar 6 días para comer ese chocolate soñado o esa súper hamburguesa puede generar ansiedad y una relación difícil con los alimentos. Mientras que otras personas -y existen estudios que lo respaldan- afirman que gracias a los cheat meal es más fácil adherirse a una dieta.
Pertenezcas al primer o al segundo grupo, lo cierto es que una comida algo calórica y fuera del régimen no tiene por qué evitarse. Incluso, en algunos casos, el cheat meal podría hacer que perder peso sea más fácil.
Aquí te damos algunas estrategias para que tu cheat meal no perjudique tu dieta y, por el contrario, te ayude a adelgazar.
Si se acerca un evento social
Una comida trampa puede ser beneficiosa para quienes adoren hacer planes que incluyan comida. Si se acerca el cumpleaños de algún amigo o familiar, puedes aprovechar para comerte esa hamburguesa que tanto anhelas y quizás alguna copa. Pero ojo: esto no significa que tu cheat meal desemboque en un atracón. Una buena estrategia es hacer solo la comida trampa durante el evento. Después vuelve inmediatamente a tu régimen.
Pegarse estrictamente a la dieta tienes sus beneficios y sus contras. El contra principal es el estrés y la ansiedad que puede generar. Si eres una persona que, además de ansiosa, suele ser muy antojadiza, entonces puedes hacer pequeñas comidas trampas (ojo a lo de pequeñas) a lo largo de la semana.
Por ejemplo: el lunes puedes comer un chocolate pequeño como media tarde, o el jueves puedes agregar alguna preparación alta en calorías. La idea es hacer la dieta más flexible, sin llegar a arruinarla.
Desde ya te decimos que esta no es la mejor estrategia para adelgazar, pero si estás siguiendo un plan estricto y ya estás habituado, un cheat meal podría significar un respiro a tu régimen. Tómate un día libre, pero con calma. Intenta equilibrar una comida calórica con otra más restrictiva para no desatar la ansiedad. Se trata de un día trampa, no una semana trampa.
Para evitar pasarte de la raya y que tu estrategia desemboque en un atracón, es vital que practiques estos tips:
Elige comidas que realmente disfrutes
Para que no restrinjas esa comida favorita a tus días de cheat meal y, por ende, lo esperes con demasiada ansiedad, te recomendamos adaptar tus platos favoritos a tu plan de alimentación. Por ejemplo, si eres fan de las hamburguesas, inclúyelas, pero en una versión más saludable: con carne a la parrilla, cremas con base en yogurt y papas fritas hechas en la freidora de aire.
O si amas los helados, elige alguna versión baja en grasa y en azúcar. Dile esto a tu nutricionista para que arme un plan a tu medida.
Planifica muy bien tus comidas
Si siempre llegas a casa con hambre y sin saber qué cocinar, estás cayendo en terreno peligroso. Esto podría originar que pidas comida por delivery o elijas frituras, que suelen ser las opciones más fáciles. Mejor haz un calendario de comidas, mantén ‘salvavidas’ en el refri (como verduras cortadas, cocidas, algunas carnes ya hechas, etc.). Así, cuando realmente quieras darte un gusto, será solo una vez o máximo dos a la semana.
Un ‘cheat meal’ es solo un día
Ni tres días, ni cinco y menos una semana. Si vas a optar por un ‘cheat meal’ hazlo solo un día, pero más que hacer tres comidas súper calóricas, elige alimentos balanceados. No se trata de embutirnos a pizzas, helados y galletas, sino de disfrutar los alimentos.
Los expertos coinciden en que mejor que planificar un día de cheat meal, sería llevar una dieta flexible. Aquella donde el 80% se coma alimentos saludables y el 20% se incorporen algunos más calóricos, pero sin pasarse.
Por ejemplo, si comiste un poco más de lo habitual de carbohidratos por la mañana, puedes reducir un poco las harinas por las tardes o noches. Todo se trata de encontrar un equilibrio.
Me llamo Carlos Lázaro, soy entrenador personal personal y nutricionista profesional y mi objetivo es democratizar el conocimiento y ayudar a las máximas personas posibles a mejorar sus vidas y transformar sus cuerpos. Gracias.