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Diabetes

La diabetes es una enfermedad en la que los niveles de glucosa (azúcar) de la sangre están muy elevados. Dependiendo de los alimentos que se consuman, la glucosa estará más o menos elevada. La insulina ayuda a que la glucosa entre a las células para suministrarles energía. En la diabetes tipo 1, el organismo no fabrica insulina. En la diabetes tipo 2, la cual es la más común, el organismo no utiliza la insulina adecuadamente. Por la cual cosa la glucosa permanece en la sangre.

Con el tiempo, el exceso de glucosa en la sangre puede causar problemas serios. Puede conllevar problemas en los ojos, los riñones y los nervios. También puede ocasionar patologías cardíacas, derrames cerebrales e incluso la amputación de algún miembro. Las mujeres embarazadas también pueden diabetes gestacional.

Prevención de la diabetes

La “American Diabetes Association” afirma que ente los factores que pueden desencadenar la diabetes insulinodependiente se incluyen el clima frío, la falta de lactancia y ciertos tipos de virus.

Para la diabetes no insulinodependiente el principal factor de riesgo es el historial familiar junto con el envejecimiento, la obesidad, hipertensión y el colesterol.

La diabetes aumenta drásticamente a medida que las personas adoptan el tipo de vida occidental; la sociedad desarrollada favorece la aparición de diabetes. Mantener hábitos de alimentación saludables, alejar los factores estresantes, realizar ejercicio físico cotidianamente y llevar una vida equilibrada son formas de prevención inteligentes de la diabetes.

Prevenir la obesidad es un factor clave para la diabetes. Los estudios con grupos numerosos demuestran la alta relación entre obesidad y diabetes, sobretodo en mujeres.

Ejercicio para tratar la diabetes

Para el cuerpo humano es importante tener un equilibrio entre glucosa e insulina y se debe tener en cuenta que la alimentación hace que la glucosa aumente respecto la insulina y el ejercicio hace que disminuya. El aprovechamiento de la glucosa por la insulina tiene lugar principalmente gracias a la musculación; por ello se supone que una falta de movimiento, de ejercicio, y la consiguiente atrofia muscular son responsables de la aparición de la resistencia a la insulina y de la disminución de la tolerancia a la glucosa. Algunas investigaciones demuestran que la sensibilidad a la insulina tiene una relación directa u significativa con la masa muscular e indirecta con la masa grasa. Se considera que una parte de la glucosa es utilizada por la musculatura y todo parece indicar que el aumento de masa muscular por sí solo provoca un efecto insulinógeno, un efecto directo sobre la sensibilidad a la insulina.

Estudios que comparan el entrenamiento de resistencia con el de fuerza en persona no entrenadas muestras pocas diferencias en los parámetros del metabolismo de los hidratos de carbono inducidos por el entrenamiento. Se llega a la conclusión de que el entrenamiento de fuerza, lo mismo que el de resistencia, puede elevar la tolerancia a la glucosa y la sensibilidad a la insulina sin modificación de la capacidad máxima de consumo de oxígeno y del componente corporal graso. Conociendo el resultado de los últimos estudios realizados, se supone que el entrenamiento de fuerza, cuando no es fuerza máxima, produce efectos positivos sobre la sensibilidad de la insulina y tiene un efecto antidiabético e importancia en la prevención del síndrome metabólico.

La musculatura junto con el hígado es el órgano más importante del metabolismo del ser humano. El entrenamiento de fuerza tiene un papel muy destacado como forma de ejercicio que desencadena una acción fundamental de apoyo al metabolismo. Algunas investigaciones demuestran que un entrenamiento similar de resistencia y de fuerza hace descender el reflejo de insulina en plasma, aumenta el número de receptores de insulina y mejora el efecto insulínico; constituye una excelente protección contra la diabetes.

Para disminuir el porcentaje de grasa, se ha comprobado que la combinación adecuada de ejercicio de resistencia y de fuerza es muy efectiva.

Es ridículo plantear sencillamente la caminata como ejercicio eficaz para la diabetes, ya que tiene muy poca intensidad y causa una rápida adaptación del organismo. Es curioso ver a las señoras y señores mayores andando convencidos de lo eficaz que es para la prevención de diferentes enfermedades cuando podrían invertir ese tiempo en realizar progresiones adecuadas para su estado físico y que incidieran en todas las diferentes cualidades físicas, la fuerza, la resistencia y la flexibilidad.

Varios estudios demuestran que las actividades intensas reducen entre un 4 y un 60% el riesgo de sufrir diabetes y entre un 30 y un 50% la necesidad de insulina. Para una persona no insulinodependiente, el ejercicio, la actividad física y la dieta pueden disminuir la necesidad de insulina hasta en un 100%.

Al hacer ejercicio cardiovascular y de base de fuerza los beneficios se multiplican. Es aconsejable que las personas con diabetes insulinodependiente realicen el ejercicio físico por la mañana para evitar hipoglucemias, que suceden mayoritariamente a últimas horas del día.

Entrenamiento para diabetes

Teniendo en cuenta los estudios que la comunidad científica dispone, se pueden diseñar un modelo de entrenamiento para la prevención de diabetes y su tratamiento. Dicho modelo ha de basarse en el entrenamiento de resistencia y el de la fuerza. Es adecuado practicar ejercicio diariamente, de forma que el organismo tenga un estímulo constante. Debido a su rápida recuperación, los ejercicios de resistencia pueden ser realizados cada día. El entrenamiento con un componente de fuerza requiere 48 horas de recuperación. Combinar correctamente ejercicios de fuerza y de resistencia será pieza clave para un correcto diseño del plan de entrenamiento y con ello llegar al objetivo deseado.

El entrenamiento de fuerza que mejores resultados ha demostrado en las investigaciones es el que se realiza a intensidades medias – altas; cuando el componente de fuerza es alto, disminuyen los beneficios.

El entrenamiento de fuerza de tres días a la semana separados entre sí, es óptimo para lograr las mejoras que se han demostrado. El entrenamiento de resistencia se puede realizar todos los días, es aconsejable tener en cuenta los diferentes sistemas energéticos que se utilizan y los distintos beneficios que proporciona el entrenamiento de la resistencia en función de la intensidad.

Entrenamiento de fuerza como terapia y prevención para la diabetes

Para una persona que no ha realizado nunca este tipo de entrenamiento ha de iniciarlo con precaución y siguiendo una progresión correcta. Iniciar con un ejercicio por grupo muscular y realizar una única serie con una carga con la que se puedan efectuar cómodamente de 25 a 30 repeticiones supondrá un cambio en el organismo, preparará las articulaciones y musculatura para poder realizar entrenamientos más exigentes en un futuro y favorecerá el aprendizaje correcto de la ejecución.

Después de dos o tres semanas, cuando aparezca el proceso de adaptación es preciso añadir una serie con una carga mayor y realizar entre 15 y 20 repeticiones con un descanso tanto en la primera como en la segunda serie de 45 s – 1 min. Al cabo de dos semanas cuando vuelve a aparecer el proceso de adaptación se añade una serie más de 8 – 12 repeticiones (número de repeticiones que más beneficio aporta) aumentando ligeramente la carga y con un descanso de 1 min a 90 segundos.

Cuando la persona esté debidamente preparada para ello, se puede realizar superseries. Es interesante agrupar grupos musculares antagonistas. Dicha progresión permitirá una mejora en el estado global de la persona, obteniendo una mejora significativa en cuanto a su patología, logrando ganancias de tono, fuerza y en los hombres masa muscular.

La persona que lleva dos meses practicando entrenamiento de fuerza nota sus ventajas, se siente y se ve mucho mejor mejorando no solo físicamente si no también mental y emocionalmente, sintiéndose más capacitado y con confianza para afrontar cualquier reto y conseguir los objetivos deseados.

Con el tiempo convendrá cambiar de ejercicios para evitar la adaptación del cuerpo a éstos, variar en intensidad y carga, añadiendo ejercicios para crear inadaptaciones que provocarán respuestas musculares importantes en el organismo etc.

Entrenamiento de resistencia como terapia y prevención para la diabetes

Los ejercicios de resistencia pueden practicarse todos los días, es aconsejable entrenar todos los tipos de resistencia. Es preciso recordar que la resistencia anaeróbica, los entrenamientos intensos en los que la velocidad tiene un componente importante, requieren más tiempo de recuperación, parecido al de la fuerza: 48 horas.

Hay varias formas de entrenar resistencia, dependerá de los gustos y posibilidades de cada persona. Se puede pensar en correr, bicicleta, natación, remo, saltar a la cuerda, aeróbic, aparatos cardiovasculares de gimnasios como bicicletas estáticas, cintas de correr, máquinas simuladoras de esquí, elípticas, remo y otros.

Si la persona tiene problemas articulares, se debe evitar el impacto; convendrá la bicicleta antes que la carrera o la natación preferiblemente a saltar a la cuerda; si es grave, será difícil realizar entrenamiento de resistencia. La progresión inicial debe tener en cuenta crear una base de resistencia y se debe controlar la intensidad con un pulsómetro para garantizar la seguridad y la eficacia.

Es aconsejable comenzar con una intensidad baja y un tiempo relativamente corto unos 10 minutos, que puede ir aumentando 1 min / día hasta llegar a unos 45 – 60 minutos aproximadamente.

Los días en los cuales se entrene la fuerza también el entreno de resistencia podrá ser menor a los mencionados 45 – 60 minutos.

Se puede entrenar a ritmo continuo o interválico descendente o ascendente, para evitar estancamientos se deberá aumentar la velocidad paulatinamente.

Pautas a tener en cuenta al realizar ejercicio físico en diabetes

  • Es necesario un reconocimiento médico inicial que incluya prueba de esfuerzo en los casos de:
  1. 35 años.
  2. Diabetes tipo II > 10 años de evolución.
  3. Diabetes tipo I > 15 años de evolución.
  4. Presencia de factores de riesgo adicionales para enfermedad coronaria.
  5. Presencia de patología microvascular.
  6. Enfermedad vascular periférica.
  7. Neuropatía.
  • Dicha prueba además deberá descartar afectación cardíaca y valorar enfermedad arterial periférica, retinopatía (afectación de la retina), nefropatía (afectación renal) y neuropatía (afectación del sistema nervioso).
  • El programa de entrenamiento será un programa de fitness global que garantice la adhesión de la persona.
  • Las personas que sufran alguna molestia o problema en los pies deben evitar la carrera; se aconsejan ejercicios de bicicleta y programas acuáticos.
  • La ejercitación será siempre controlada, nunca en solitario.
  • Son importantes las fases de activación y vuelta a la calma.
  • Ha de haber una adecuada hidratación (especialmente en personas con neuropatías que afectan al sistema de termorregulación).
  • Se debe utilizar ropa y calzado adecuados (especial cuidado con los pies, manteniéndolos secos y bien amortiguados).
  • Se tiene que comprobar la glucemia antes, durante y después del ejercicio.
  • Con glucemias demasiado altas (> 300 mg / dl) no debe realizarse ejercicio en ese momento.
  • Si la glucemia está bajando (deberá controlarse 30 minutos antes y justo antes de la práctica), deberá ingerir algún alimento.
  • Si el ejercicio es muy prolongado deberá controlarse la glucemia cada 30 minutos. En el caso de realizar ejercicios muy prolongados el riesgo de hipoglucemia se mantiene hasta 2 horas después de haber finalizado el ejercicio.
  • El ejercicio deberá ajustarse a los horarios en función de la dieta y el tratamiento (es importante evitar el ejercicio cuando la insulina tiene el máximo efecto).

En personas con diabetes tipo I (insulinodependientes)

  • Los diabéticos tipo I deben tener cuidado ante el riesgo de aparición de hipoglucemia en respuesta al ejercicio o inmediatamente posterior a éste (por el posible efecto del ejercicio sobre la sensibilidad de la insulina).
  • También es necesario un riguroso control de la dieta (con posibles ajustes de la misma), de las dosis de insulina y de los niveles de glucemia a fin de poder entrenar sin riesgo. Bajo supervisión médica, a veces es necesario introducir modificaciones (normalmente reducciones de las dosis de insulina del 30 – 50 % en la administración previa al ejercicio). También podría ser necesario reducir la dosis de insulina por la noche (prevención de una posible hipoglucemia nocturna).
  • Será necesario evitar las prácticas irregulares e incontroladas de ejercicio físico para evitar posibles apariciones de hipoglucemia.
  • Hay que evitar inyectarse la insulina en zonas que participen en el ejercicio; el abdomen es la zona más segura.

En personas con diabetes tipos II (no insulinodependientes)

  • Pese a que la mayoría de estudios respecto a la mejora de la tolerancia a la glucosa se han realizado con programas de ejercicio aeróbico, en los últimos tiempos se han realizado estudios con programas de ejercicio intenso con los que se han obtenido resultados favorables.
  • El acumulo de grasa abdominal y el deterioro de la masa muscular en las extremidades son factores favorables para el desarrollo de la diabetes tipo II.
  • Es necesario valorar la posible existencia de complicaciones graves, como retinopatía o la hipertensión. En caso de que se presente alguna de estas complicaciones, estará contraindicada la realización de ejercicios de alta intensidad.

Es probable que la hipoglucemia aparezca con ejercicios prolongados o intensos cuando la glucemia antes del ejercicio era normal y cuando el ejercicio fue realizado después de inyectar insulina en el músculo trabajado en la sesión. Para evitar esto, se debe tener un patrón de alimentación regular y óptimo con mediciones frecuentes de la glucemia para tener la respuesta del cuerpo al ejercicio controlada.

Cada paciente con diabetes es único y precisa descubrir el mejor esquema a seguir para mantener la glucemia bajo control.

El ejercicio muy intenso en pacientes diabéticos debe ser realizado con mucha precaución pues suelen tener enfermedades coronarias asociadas. Se debe realizar un exhaustivo examen médico previo.

Nutrición diabetes

Objetivos de la dieta:

  • Conseguir un buen estado nutricional.
  • Controlar óptimamente la glucemia.
  • Minimizar el riesgo de hipoglucemia.
  • Evitar las hiperglucemias.
  • Conseguir un normopeso.
  • Hacer de 4 a 5 ingestas diarias. No recenar. En diabetes tipo 1 adaptarla a la pauta de insulina.
  • Reducir el riesgo de complicaciones y patologías asociadas.
  • No dar alimentos de alto contenido en hidratos de carbono de absorción rápida: azúcar, zumos de fruta.
  • Potenciar el consumo de cereales completos o integrales en vez de refinados.
  • Si hay hipoglucemia:
  1. Hidrato de carbono de absorción rápida: azúcar o un vaso de zumo.
  2. Hidrato de carbono de absorción lenta: pan integral + aceite de oliva o galletas con fibra y poca fructosa.
  • Si hay hiperglucemia:
  1. Control de glucosuria.
  2. Control de acetonurias.
  • Importante conocer el índice glucémico de los alimentos, éstos han de tener un índice glucémico bajo. Ejemplo de índices glucémicos:
  1. Glucosa: 100
  2. Arroz blanco: 72
  3. Arroz integral: 66
  4. Patata: 70
  5. Pasta de sopa: 50
  6. Tomates: 38
  7. Lentejas: 29
  8. Etc.
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