Cuando nos comprometemos a llevar una vida más saludable, comer bien es tan importante como llevar una buena rutina de ejercicios, y por lo general lo hacemos bien los días de semana. Pero, ¿qué ocurre cuando no hacemos ejercicios? ¿Deberíamos comer distinto los días de descanso? El Método Lázaro te lo cuenta.
Seguramente, lo primero que se te viene a la mente es que, al no hacer ejercicio, tampoco necesitarás tanta comida. En realidad, tu alimentación no debería cambiar significativamente entre tus días activos y de descanso.
Obviamente, tu producción de calorías será menor el día que no hagas ejercicio, pero no olvides que tu cuerpo aún está trabajando duro para recuperarse de los días de entrenamiento. De ahí que la alimentación sea fundamental para esta reparación. Solo después de un día duro de ejercicios, el cuerpo tarda entre 48 y 72 horas en recuperarse.
La alimentación en el día de descanso no tendría por qué ser distinta. Además de reparar, la alimentación también te puede preparar para tu próximo entrenamiento.
Ojo: no hay que olvidar que la alimentación también responde a objetivos. Solo si estás buscando perder peso, quizás podrías comer un poco menos los días de descanso. Sin embargo, esta no debería ser una reducción drástica porque podrías sentirte fatigado en tu próximo entrenamiento.
Una buena idea es ciclar calorías. Así, en los días de entrenamiento puedes darle un poquito más a los carbohidratos y los días de descanso puedes optar por comer más proteínas y reducir las harinas. ¿Un postrecito? Mejor lo comes el día que entrenas. Lógico, ¿verdad?
Continúa con tu alimentación normal, pero siempre comiendo alimentos integrales, altos en proteínas y gradas buenas. Recuerda que la comida jamás es un premio y nunca debería ser una motivación al punto que solo comes eso que quieres porque has hecho ejercicio.
Tampoco tienes por qué eliminar los carbohidratos, podrías disminuirlos un poco quizás, pero eliminarlos.
Si comes muy poco en los días de descanso, podrías llegar a tu próximo entrenamiento con mucha fatiga e incluso se te hará difícil cargar los mismos pesos. Para saciarte de verdad, hay que consumir carbohidratos complejos con alto contenido en fibra como legumbres, verduras con almidón y cereales integrales. También son imprescindibles las proteínas.
Según la Sociedad Internacional de Nutrición Deportiva, comer proteínas cada 4 horas es clave para la síntesis de proteínas musculares y se asocia con una mejor composición corporal y un mejor rendimiento. Con eso nos referimos a consumir huevos o yogurt en el desayuno, pescado o pollo en el almuerzo, quizás algo de tofu en la cena.
Los entrenamientos muy fuertes pueden causar inflamación muscular que dura unos días, así que, si tu plato es lo suficientemente variado y saludable, podría ayudarte a recuperarte más rápido y evitar el dolor muscular de aparición tardía.
Finalmente, no hay que olvidarse jamás de la hidratación. Beber suficiente agua en tus días de descanso puede ayudarte a recuperar los líquidos perdidos del día de entrenamiento y garantizar llegar más repuesto el día de la rutina.
En realidad, es normal sentir hambre en los días de descanso y una de las razones es que, si hiciste un entrenamiento intenso y no comiste lo suficiente para reponer tus reservas de energía, quizás al día siguiente te sientas más hambriento.
Tu apetito también puede verse influenciado por tus hormonas, como cuando estás con la menstruación o sufres de la tiroides. Por ello, es imprescindible saber qué sucede con nuestro cuerpo y aprender a escucharlo. Si quieres mantenerte saciado, concéntrate en consumir alimentos ricos en proteína y fibra.
Te dejamos un video de nuestro canal de Youtube Método Lázaro.
Me llamo Carlos Lázaro, soy entrenador personal personal y nutricionista profesional y mi objetivo es democratizar el conocimiento y ayudar a las máximas personas posibles a mejorar sus vidas y transformar sus cuerpos. Gracias.