Mucho se habla sobre el ejercicio durante o después de embarazo, pero muy poco sobre el antes, ese momento en el que la mujer está intentando concebir. Ese viaje, aunque no lo creas, es tan importante y cambiante como cuando quedamos embarazadas. De ahí que algunas se pregunten si deberían o no entrenar distinto durante esta fase.
Primero que todo, cada mujer tiene un camino de concepción distinto. Algunas pueden intentar concebir de forma natural y otras hacen uso de los métodos de reproducción asistida. En ambos casos, vamos a recomendarte qué ejercicios y cómo entrenar en este momento.
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Si estás buscando concebir, seguro conocerás las cuatro fases principales de tu ciclo menstrual, que son: la menstruación, la fase folicular, la ovulación y la fase lútea.
Es importante saber esto porque los cambios hormonales pueden afectar tus niveles de energía, el tipo de ejercicio que quieres hacer o el rendimiento ejercicio en general. Así, si sabes en qué etapa te encuentras podrás utilizar mejores estrategias de entrenamiento.
Por ejemplo, si estás ovulando tendrás una buena energía. Pero en tu fase de menstruación, esta energía se disolverá.
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Por ello, es imprescindible que le hagas un seguimiento a tu periodo (hay muchas apps para ello) y a tus síntomas para que sepas cómo cambia tu cuerpo y cómo cada fase de tu ciclo influye en tu energía, estado de ánimo o el tipo de ejercicio que quieres hacer.
Eso sí, en cualquiera de las fases que te encuentres, hay que realizar ejercicio. Siempre.
Quizás no lo sepas, pero para algunas mujeres el peso desempeña un papel importante cuando intentan concebir. En ese sentido, tener un peso saludable aumenta significativamente las posibilidades de quedar embaraza. Según la IVF Australia, tanto si tenemos sobrepeso como peso bajo, esto puede afectar a los niveles hormonales y, por tanto, a la ovulación y a la maternidad.
Un estudio de 2012 que investigó la relación entre la actividad física y la fecundidad (la probabilidad de concepción durante cada ciclo menstrual) demostró, que, independientemente del peso de inicio, entrenar cada día aumenta el porcentaje de fecundidad.
Esto tiene que ver en la fisiología, pero también en el estado de ánimo. Los apuros por concebir pueden traer consigo mucho estrés y ansiedad, algo que el ejercicio -aunque fueran 30 minutos de caminata diaria- pueden disminuir sin problema.
Todo dependerá de tu nivel de condición física y los niveles actuales de actividad. Si siempre has hecho ejercicio, entonces continúa ejercitándote al mismo nivel. Esto es bastante seguro.
No obstante, si tu rutina de ejercicios es muy intensa o estás bajo mucho estrés en tu vida diaria, quizás sí sería recomendable que reduzcas el impacto de los ejercicios, sobre todo si tienes problemas para salir embarazada.
Por ejemplo, muchas atletas de élite o que hacen ejercicio intenso tienen mayor riesgo de desarrollar amenorrea, que es la ausencia de un período menstrual. Se piensa que algunas de las causas de esta condición son las hormonas relacionadas con el ejercicio como el cortisol y un bajo nivel de grasa corporal, pues nuestros cuerpos no pueden menstruar si tienen un muy bajo nivel de grasa.
Según Better Health Victoria, la amenorrea atlética no tiene impacto en la fertilidad a largo plazo una vez que regresa la menstruación, pero el tiempo que se tarda en restaurar el ciclo menstrual puede variar mucho.
Por ello, te recomendamos que, si le bajas la intensidad a tu rutina de entrenamientos, intercales algunos días de gimnasio con otros donde camines a paso ligero, hagas yoga o pilates. Siempre asesórate con un entrenador personal.
Si estás en medio de un tratamiento de fertilidad asistida para quedar embarazada, seguro tendrás a un médico que conoce a fondo tu historial médico y pueda señalar qué ejercicios son los más convenientes y seguros para ti.
Vale recordar que los tratamientos de reproducción asistida pueden ser muy agotadores para el cuerpo y la salud emocional, por ello hay que tomarlo con calma y escuchar al cuerpo en todo momento.
Según un metaanálisis de 2018, la actividad física antes de iniciar los ciclos de fertilización asistida se asoció con mayores tasas de embarazo clínico y nacidos vivos. Sin embargo, si ya te estás sometiendo a alguno de estos entrenamientos, es vital que evites los ejercicios de alta intensidad (adiós CrossFit) y hables con tu médico sobre las rutinas que realizas.
¿Y esto por qué? Pues por el riesgo de torsión ovárica. Esto ocurre cuando el ovario (y, a veces, la trompa de Falopio) se retuerce en los tejidos que los sostienen, cortando el suministro de sangre. Los síntomas aparecen de forma repentina e intensa, estos incluyen dolor intenso, vómitos y náuseas.
En un estudio de 2003 publicado en la revista Human Reproduction se reveló que la incidencia de esta afección aumenta durante la hiperestimulación controlada de los ovarios. Esto es cuando haces ejercicios. Aunque es poco común, la torsión ovárica es una afección grave que se presenta como una emergencia médica.
Existen dos semanas cruciales para quedar embarazada: la que va desde la ovulación a la próxima menstruación.
Debido a que podrías estar embarazada durante esta fase, es primordial preguntarle a tu médico qué tipo de actividad podría ser más adecuada para usted.
Si te sometes a un tratamiento de fertilidad, también tendrás que esperar dos semanas entre la transferencia del embrión y la espera para descubrir si has logrado el embarazo. Durante esta etapa se puede sentir más ansiedad, depresión o sentimientos abrumadores, por lo que podría beneficiarte mucho el ejercicio al aire libre de bajo impacto: caminar, pasear, hacer algo de bicicleta en suelo plano.
Y recuerda, cada cuerpo y mujer es distinta.
Te dejamos un video de nuestro canal de youtube Método Lázaro.
Me llamo Carlos Lázaro, soy entrenador personal personal y nutricionista profesional y mi objetivo es democratizar el conocimiento y ayudar a las máximas personas posibles a mejorar sus vidas y transformar sus cuerpos. Gracias.