Todos hemos oído en reiteradas ocasiones opiniones sobre la masa muscular ideal, los métodos para mantenerla o aumentarla, las causas de su reducción y un largo etcétera... Pero ¿sabemos realmente de qué se trata y cuáles son sus funciones? A continuación te contamos todo lo que tienes que saber sobre tu masa corporal y lo vital que es para tu organismo.
La masa muscular es uno de los tejidos primarios que más porcentaje ocupa en el peso corporal total de una persona adulta que goza de buena salud. En general, los valores oscilan alrededor del 35% al 45%, dependiendo de variables como la edad, el sexo y la aptitud física de cada uno.
En mujeres físicamente inactivas, los niveles más elevados de masa muscular se concentran entre los 16 y los 20 años; mientras que en el caso de los hombres, se dan entre los 18 y los 25 años.
Sin embargo, esta tendencia puede verse modificada a raíz de variables propias de cada persona, como la práctica habitual de ejercicio o la incorporación de dietas determinadas, entre otras.
Retomando el caso de personas que no entrenan habitualmente, estos valores empiezan a modificarse naturalmente con el paso de los años. Así, una vez entrado en los 30, el individuo podrá comenzar a notar una pérdida paulatina de este tejido del 3% al 8% por década, hasta alcanzar los 50 años. Aquí el panorama es aún un poco más desalentador, ya que la disminución se incrementa, hasta llegar a reducirse entre un 12% y un 15% por década.
Este proceso biológico de reducción de la masa corporal se denomina Sarcopenia, y está directamente relacionado a la Dinapenia, proceso también natural que trae consigo una disminución de la fuerza y la potencia de nuestros músculos. Todo esto conlleva una mayor propensión a caídas y fracturas en las personas de edad adulta.
Masa muscular y ejercicio
Dejando de lado por un momento el proceso natural de nuestro organismo, veamos por qué es tan fundamental este tejido para nuestro organismo.
Entre sus atributos, la masa muscular cumple funciones básicas como metabolismo, termogénesis, mantención de la postura, resguardo de órganos vitales y generación de movimiento. Incluso, desde hace ya unos años, se lo ha llegado a considerar como un órgano en sí mismo, dada su capacidad de producir y liberar proteínas denominadas mioquinas.
¿De qué van estas proteínas?
Las mioquinas (myokines en inglés) son citoquinas u otros péptidos producidos, y liberados por el tejido muscular y que ejercen efectos autocrinos, paracrinos o endocrinos. Es decir, que actúan en la misma célula, en células vecinas o que se liberan directamente al torrente sanguíneo.
Según los especialistas, hay evidencia suficiente sobre sus beneficios en lo que respecta al normal funcionamiento de nuestros órganos, sobre todo relacionado al funcionamiento cardiovasular, muscular, cerebral, óseo y hasta hepático. Gracias a su existencia, combinada con ejercicio físico, puede contrarrestarse o equilibrarse la acción de otras sustancias perjudiciales para nuestra salud, como las adipoquinas (polipéptidos producidos por los adipocitos).
Sin necesidad de confundiros con términos demasiado técnicos ni conceptos extraños, simplemente vale la pena destacar algunas de estas proteínas más conocidas, como la interleuquina-6 (IL-6), la musclina, la miostatina, la folistatina, la proteína 1, similar a la folistatina, y la apelina. Todas ellas se asocian a una disminución en la resistencia a la insulina, propiedades anti-inflamatorias e influencia en el músculo esquelético mediante el aumento del metabolismo de glucosa.
A raíz de todo lo que hemos visto a lo largo del artículo, y a modo de resumen, debemos resaltar y reiterar la importancia que tiene el mantenimiento y la aptitud del tejido muscular en nuestros cuerpos con el correr de los años. Por eso resulta clave la incorporación de una rutina de ejercicios periódica, que podamos mantener y adaptar a lo largo de nuestra vida.
Esto se debe no sólo a su accionar como motor de nuestro esqueleto, sino también, a su capacidad de actuar como un verdadero órgano que produce y libera las mioquinas descritas. Gracias a ellas, cumple una función terapéutica en trastornos metabólicos que a futuro, podrían desencadenar enfermedades cardiovasculares, principales causantes de la morbimortalidad a nivel mundial.
Me llamo Carlos Lázaro, soy entrenador personal personal y nutricionista profesional y mi objetivo es democratizar el conocimiento y ayudar a las máximas personas posibles a mejorar sus vidas y transformar sus cuerpos. Gracias.