Te levantas todas las mañanas en un estado de desgano, sin energía y poco interés. Empiezas el día en pulsación automática, sonríes (pero no ríes) y no dejas de mirar la hora por llegar a casa y dormir. Quisieras sentirte mejor, pero no puedes. ¿Se te hace una escena familiar? Si tu respuesta es sí, es momento de darle guerra a la desmotivación y activarte. Aquí te explicamos qué está pasando y cómo puedes resolverlo.
Para darle guerra a la desmotivación primero se empieza por reconocerla
La motivación es clave para el desarrollo de nuestra vida, pues nos ayuda a alcanzar metas, pequeñas y grandes que nos dan como resultado sensaciones de alegría, júbilo y hasta enojo. Es parte de lo que nos moviliza. Entonces, ¿qué pasa cuando estamos desmotivados? Pasamos a un estado emocional en el que experimentamos una falta de interés, entusiasmo y energía para llevar a cabo nuestras actividades o alcanzar objetivos. Las causas pueden ser diversas, pero no tomaremos acciones si primero no reconocemos que estamos pasando por esta etapa, más aún si esta actitud se mantiene en el tiempo.
Las causas de la desmotivación pueden ser múltiples
La desmotivación puede ser causada por distintos factores, como la falta de confianza, la rutina, no tener objetivos claros, agotamiento por afrontar demasiados desafíos al mismo tiempo, falta de reconocimiento, problemas personales, entre otros.
Vas más lento de lo que acostumbras
Cuando la desmotivación asoma, se pierde concentración y las tareas se afrontan de peor manera, lo que a menudo influye en el resultado:
Cuesta cumplir con los compromisos y los plazos, ya que el estado de ánimo tiende a ser inestable y las rutinas se rompen.
Llegas siempre tarde a las diferentes actividades, porque te desvelas o como tu ánimo no es el mejor, haces las cosas de forma lenta.
Tienes poca comunicación con tu entorno, lo que puede perjudicar en tu trabajo o estudios.
Puede darse en un solo ámbito de la vida o en todos
En muchos casos, la desmotivación puede surgir en un solo ámbito de la vida, como el laboral o el de estudios, por ejemplo. Pero también puede ser una desmotivación personal y profunda que puede llegar a afectar a todos los ámbitos de la vida.
Estos son los casos de desmotivación más frecuentes:
Falta de claridad. Suele suceder cuando no tenemos los objetivos claros. La desmotivación llega porque no se vislumbra el camino a seguir y, en ese contexto, es fácil desorientarse y desviarse del camino, lo que termina llevando a la desmotivación.
Fracasos anteriores. Experimentar rechazos o fracasos mella la seguridad en uno y puede hacer que una persona se sienta desmotivada para intentar nuevamente.
Soledad. El aislamiento es uno de los factores que puede llevar a la desmotivación en cualquier ámbito de la vida. La socialización es fundamental para nuestro bienestar, pero este aislamiento suele tener relación con la inseguridad y la autoestima.
Sentimiento de pérdida. Una pérdida es siempre dolorosa: el fallecimiento de un ser querido, el fin de una relación, la pérdida inesperada de un trabajo, reprobar una materia importante. En cualquiera de ellas, la consecuencia suele ser la desmotivación y, en este caso, llevará un poco de tiempo superarla.
Agotamiento y estrés. La desmotivación por cansancio puede ser más frecuente de lo que pensamos. Un trabajo agotador que hace tiempo te dejó de gustar, que te impidió dar un respiro y del que te sientes atrapado. Una carrera que jamás te gustó, pero continúas por satisfacer a terceros.
Problemas personales. Como dificultades familiares o problemas de salud, pueden afectar negativamente la motivación.
Inseguridad. Es la desmotivación que se termina dando cuando tienes miedo a tomar decisiones, por temor a equivocarte o por anticiparte a algo que quizás no ocurre.
Primeros pasos para darle guerra a la desmotivación
Algo importante en cualquiera de los casos mencionados, es no juzgarte a ti mismo y tratarte con benevolencia. El primer gran paso al cambio es el autoconocimiento. Trata de encontrar el origen del problema y busca estrategias para superarla. Si reconoces que algo no está bien en ti, toma acción inmediata. Los pensamientos mecánicos pueden llevarte nuevamente a la desmotivación, pero ahora que eres consciente, es importante saber cómo detenerlos para alcanzar pronto tus niveles de motivación de forma gradual.
Establece metas claras y divídelas en pequeñas: Define metas más pequeñas y alcanzables. Tener un propósito claro, con tareas que parezcan menos abrumadoras puede proporcionar dirección y motivación.
Crea un plan: Desarrolla un plan detallado para lograr tus metas. Un plan te ayuda a visualizar los pasos que debes seguir y te mantiene enfocado.
Celebra tus logros: Por más pequeño que sea, celébralo. Esto te da una sensación de logro y te motiva a seguir adelante.
Encuentra tu "por qué": Descubre la razón detrás de lo que haces. Comprender por qué es importante lo que estás tratando de lograr puede ser una fuente de motivación.
Cuida de ti mismo: Asegúrate de cuidar tu salud física y mental. Duerme lo suficiente, aliméntate bien y haz ejercicio regularmente. El bienestar físico y emocional es fundamental para la motivación.
Busca apoyo: Comparte tus metas y desafíos con amigos, familiares o un profesional, como un coach. El apoyo social puede proporcionar ánimo y responsabilidad.
Acepta el fracaso como parte del proceso: No temas a las pérdidas ni a tus errores. Considera cada fracaso como una oportunidad de crecimiento y mejora. Recuerda que no tomar decisiones también es decidir y quizá sea mejor errar por acción que por omisión.
Haz cambios: Si sientes que estás atrapado en una rutina desmotivadora, considera realizar cambios. Esto podría incluir cambiar de trabajo, ajustar tus objetivos o buscar nuevos intereses, como hacer ejercicios. Hazlo sin miedo, busca la recomendación de nuestro entrenador personal en Barcelona.
Practica la autocompasión: Trátate con amabilidad y comprensión. No seas duro contigo mismo si no logras todo de inmediato. La autocompasión te permite ser más resiliente y motivado.
Visualiza tu éxito: Imagina el resultado exitoso de tus esfuerzos. La visualización positiva puede aumentar la motivación.
Busca inspiración: Lee libros, escucha a oradores motivacionales o busca modelos a seguir que te inspiren a seguir adelante.
Recuerda: la motivación puede fluctuar a lo largo del tiempo, y es importante ser paciente contigo mismo y seguir trabajando en tus objetivos a pesar de las caídas temporales.
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